Bienvenidos a la página de nuestro Cursotaller Bongá II, del Colegio San José.

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Somos un grupo de jóvenes, estudiantes y egresados del Colegio San José que vibramos por la espiritualidad ignaciana y queremos transmitirla a otros para que logren encontrarse a sí mismos, a Dios y mediante ello, comprometerse con su realidad.

martes, 14 de junio de 2016

¡Gracias! Nos vemos en Bongá III





Loado seas, oh Señor, creador incansable y silencioso
por habernos llevado a tu montaña.
Gracias a tu mano prodigiosa que moldeó cada escenario,
cada árbol, cada animal y pájaro que nos despertó cantando.
Con tu Espíritu tejiste nuestras vidas, las entrelazaste
como las hebras de las mochilas de la Sierra.

Loado seas por invitarnos y conducirnos, silenciosamente,
por saber llevarnos de la mano y sorprendernos,
por actuar aún en nuestras propias deserciones,
aún cuando menos lo esperábamos.

Te bendecimos Señor, por tus mediaciones, por los padres de familia
desde Panamá, Bogotá y Barranquilla, por sus recuerdos cotidianos
y sus oraciones que sostuvieron la experiencia.

Gracias Señor por la señora Cecilia, administradora de la casa,
por su delicada y cariñosa atención de todos los días,
por Alfredo que nos ofreció sus manos y sus palabras.
Gracias por Jacqueline que con amor de madre nos cuidó, alimentó
y sirvió todos los días.
Gracias a su equipo que pensó cada alimento,
cada refresco, cada merienda, para que estuviéramos contentos.

Gracias por las directivas de nuestros Colegios,
al P. José María de Panamá, al P. Juan Pablo de Bogotá,
a Gustavo de la Enseñanza, a P. Gabriel Jaime, del San José.
Con su apoyo fue posible subir la montaña,
encontrarnos allí contigo en el Tabor donde esperabas
regalarnos tu esplendor en cada atardecer.

Gracias a Juan Pablo Rodríguez, "Jupa", coordinador,
gracias por su cuidado, empeño y exigencia,
gracias porque lleva a Bongá en el corazón,
como nos llevas Tú, Señor a todos nosotros,
gracias por el amor que él refleja hasta las más
pequeñas criaturas del mundo.

Gracias a los asesores, Dalma, Maryoris,
Juan Abraham, Santiago, Rafa, Ivanna, Alejandro,
Jhon, Laura, Harold, gracias por su acompañamiento,
por sus tardes de trabajo, por sus trasnochos, gracias
por su testimonio de vida, y en ellos a los demás asesores,
que se quedaron en Barranquilla, sin los cuales
Bongá no habría sido posible.

Gracias por los logísticos, Leonardo y Nicolás,
su presencia y su trabajo sostuvo cada actividad,
cada oración, cada pausa, cada rincón de la experiencia.
Gracias por acercarnos a Dios con su trabajo, por hacer
que nos hablara en su alegría, en su sonrisa de siempre,
en el cariño con el que emprendieron cada actividad,

Gracias por cada cursante que vino de Panamá,
que cruzó el mar para encontrarse a sí mismo, que acudió
desde los aires capitalinos, que aceptó la invitación desde
Barranquilla. Gracias por su disposición a dejarse tocar,
a dejarse sorprender, a ver la vida con lucidez, con amor
y sin anestesia, como hacen los valientes.

Gracias una vez más, Señor, loado seas,
te bendecimos y te alabamos.
Nos has llevado a tu montaña y nos has traído.
Bendice de nuevo nuestros pasos y no permitas
que el olvido borre tu huella en nuestras vidas,
que nos olvidemos que tenemos las manos llenas
de dones que esperas los pongamos a producir.

Loado seas, oh Señor.
Nos despedimos de tu montaña.
Recíbenos allí de nuevo muy pronto;
llegarán otros
a dejarse hablar al oído y al corazón.

Te pedimos por los que vayas a llamar
al Cursotaller Bongá III,
a los asesores y futuros cursantes, a los padres de familia,
y a cada uno de los caminos que nos reciban.
Nos ponemos en tus manos.
De ti venimos, a ti vamos.


Decimos hasta pronto a tu montaña.
Loado seas, Señor.

Día noveno: al encuentro del abrazo



Siempre hay alguien que nos espera. El saber esta gran verdad nos impulsó a bajar de la montaña con la mochila llena de nuevos amigos y herramientas para la vida, pero sobre todo reconciliados con nosotros mismos y sobre todo con Dios. Eso es lo que nos deja esta experiencia sin igual de la que salimos renovados, sabiendo que Dios se hace presente en la multitud de mediaciones que constituyen nuestra vida.

Como esos signos especiales de la vida, estaban las familias esperando pacientemente en el Colegio San José. Una de las hermanas de un cursante, advirtió que se acercaban los buses. "Mami, ya vienen, ¡ya vienen!", decía ella con gran emoción, causando que los corazones de las madres se acompasaran al de los padres y latieran más fuerte. "¡Ay, llegó mi niño!", decía otra madre de uno de los jóvenes mayores de la experiencia. Rápidamente, como si lo hubiesen ensayado en previas oportunidades, padres, madres y hermanos se hicieron en una calle de honor frente a la puerta del Colegio San José. En medio de ellos el escudo del Colegio, representando a todos los ausentes. Más que las familias recibiendo a sus hijos era el corazón de todo un colegio y en él el de cada uno de los colegios invitados.


¡Tras! se abrió la puerta de la primera van y con ella salió la primera niña. Se escuchaban aplausos y gritos de emoción, mientras a los ojos de los presentes se dio el abrazo más esperado y soñado por tantos días, el de la madre con su hija, aquel abrazo que no hizo falta de palabras porque el lenguaje del amor lo dice todo y sólo una madre conoce a sus hijos cuando los toma desde sus entrañas, sean estos infantes o avanzados en edad.


La sonrisa no se hizo esperar y poco a poco, de cada una de las vanes de Berlinas Tours fueron bajando uno por uno, mientras la escena se repetía una y otra vez, con cantos y lágrimas de alegría, con el constante: "Hijo, cómo te extrañé", "Mami, me hiciste falta", como si la sola distancia hubiese renovado las asperezas, preparando los brazos para estrecharse hacerse uno en ese punto de llegada que es al mismo tiempo el de partida, el sabernos abrazos, queridos, extrañados.

Ciertamente los padres tenían mucho más que sus abrazos para recibir a sus hijos, como si estos por si solos no fueran suficientemente necesarios para traer el alma al cuerpo. Ricas viandas con deliciosos alimentos locales llenaron el hambre de los jóvenes, que llevaban casi tres horas en los vehículos; tortas, pudines y pasteles amenizaron el encuentro mientras cada uno de los viajeros llegaban mientras sus padres en la puerta los esperaban como si fuera esa la primera vez, la única vez, la última vez acaso que miraban a sus hijos y les decían todo lo que había en el corazón.




Entre los jóvenes, ya ahora excursantes, se daban también los abrazos y se decían sus sentimientos, sabiendo que ya se acercaba la despedida. Ciertamente esta experiencia nos hizo más humanos, más amigos, y más de Dios que en cada reencuentro renovaba su abrazo y su compromiso de amor a los jóvenes que Él también esperaba tras el descenso de la montaña. Algún día de nuevo el corazón del mundo habrá de congregarnos y nosotros habremos de responder su invitación. Ojalá sea pronto.




Día octavo: El descenso de la montaña





Se va acercando el cierre de nuestra experiencia de Bongá II, y así como nos tomamos un tiempo prudencial para iniciar nuestro camino, así tomamos conciencia de todo lo que implica bajar esta montaña y disponernos a regresar a nuestra realidad. En nuestro descenso nos dejamos tocar por lo que nos ofrece esta hermosa región del país, su biodiversidad, sus hermosos paisajes, todo como un ejercicio de contemplación de la vida que hemos trabajado durante estos días y un mensaje de Dios de sabernos responsables de su creación.




Sólo nos queda un día, así que aprovechamos todos los segundos para compartir todos juntos y agradecer por los nuevos lazos de amistad que hemos construido. Sin duda esta es una experiencia que nos marca para toda la vida.




Día séptimo: Llamados a transformar el mundo



Bongá II es la oportunidad de sensibilizarnos con nuestro mundo, encontrando en él que necesitamos hacernos cargo de lo que se nos ha dado para convertirnos en agentes transformadores. No podemos irnos de esta experiencia sin ser conscientes de la invitación a la compasión, a reconocer que nuestro paso por esta tierra es la ocasión de dejarla mejor que como la recibimos.


Por eso, en este día afinamos el oído al dolor del mundo, y dentro de él al lamento de tantos que sufren las desigualdades, la injusticia, la exclusión. Que esta contemplación de la realidad nos inspire a dar nuestro sí y convertirlo en verdaderas obras que hagan la diferencia en un contexto humano que siempre se piensa para sí mismo y que suele perder fácilmente el horizonte mirando su propio ombligo.

Nosotros nos apresuramos para bajar nuestra montaña y, así como lo hizo Ignacio en Montmartre, "hacer nuestra oblación" y nuestro compromiso, sabiendo que no estamos solos y que Dios camina a nuestro lado porque Él mismo quiere bajar la montaña, cenar con nosotros e invitarnos a acompañarle a su tarea de ir sanando las fisuras de nuestro mundo roto.


Día sexto: somos amor



Más allá que una frase de cajón, somos el amor que hemos recibido. Ese amor se materializa en relaciones concretas, en personas que amamos, que recordamos y especialmente en experiencias vividas. No se puede hablar de amor si no se va hacia lo concreto, a las personas que han pasado por nuestra vida dejando su huella indeleble.

Esta realidad se hace significativa en nuestro cursotaller. Abrirnos a la experiencia del otro es de algún modo  hacerse vulnerable, pero sólo desde ahí se hace posible la vivencia del amor. El amor es algo para lo cual se precisan dejar todas las prevenciones, quitarse aunque sea un poco las seguridades que nos anclan a nuestras zonas de confort y no nos dejan seguir adelante. Es asumir, asimismo, una experiencia de riesgo sin la cual nos perdemos lo mejor de ser seres humanos.

Es toda una experiencia en este cursotaller abrirnos a la fraternidad que se va tejiendo entre nosotros, siento todos de procedencias y culturas diferentes, y notar que en la medida en que dejamos Dios acontece entre nosotros, abriendo nuestra mirada a la realidad y dejándonos compadecer por ella.

Día cinco: El abrazo de la tierra




De todos los instantes que constituyen la vida, hay sólo algunos cuantos en donde sentimos que nos conectamos a nuestras propias raíces.  La tierra nos espera como esa madre, "aluna", en la cosmovisión kogui que nos invita a adentrarnos en su corazón. No gratuitamente el ambiente entrañable de este cursotaller se nos regala en un lugar que llaman los hermanos mayores, "el corazón del mundo", esta Sierra Nevada de Santa Marta que nos acoge en esta experiencia.



Por eso en este día aprovechamos para tomar el pulso de ese corazón, que es mucho más que la montaña que nos acoge y que engloba en sí cada una de las regiones representadas en los miembros de nuestro cursotaller. Sabemos que Dios también quiere hablarnos en sus expresiones culturales, en sus bailes y danzas, en la exuberancia de su gastronomía y especialmente en el carácter de la gente que la puebla, que la convierte en canto.


Seguimos adelante con esta experiencia que pretende conectarnos con lo más sagrado; con los pies profundamente arraigados en la tierra y la mirada hacia los cielos.

jueves, 9 de junio de 2016

Día cuarto: las huellas de Dios






Cuenta la historia que Ignacio de Loyola en su viaje a Jerusalén tenía especial devoción por el lugar donde, según la tradición, se encontraban las huellas de Jesús. Por eso iba constantemente al Monte de los Olivos a encontrarse con este lugar, contemplando con mucho sentimiento cómo el mismoDios había dejado en aquel monte su huella y cómo esta seguía ahí, a pesar del paso de los siglos. Nosotros también, en esta montaña de nuestra Sierra Nevada nos encontramos con las huellas de Dios. Las vemos presentes en nuestra propia vida como el lugar que Dios siempre visita con respeto y en donde sus huellas son permanentes, indelebles, tal como aquellas huellas que visitaba Ignacio en Jerusalén.




Este día cuarto la invitación fue esa: dejarnos conmover por las huellas de Dios en nuestra vida, identificar sus marcas que sólo son visibles cuando damos un tiempo considerable a la oración, al silencio, al encuentro. Conscientes de esta realidad los participantes del Cursotaller Bongá II pusieron todos los medios para lograr un día de profundo diálogo con Dios.


La misma montaña sagrada donde estamos fue testigo del encuentro que tuvimos que, al ser con Dios, también tuvo que ver con nuestro entorno, nuestro mundo roto y las consecuencias de nuestros actos que ciertamente lo desequilibran y lo malogran convirtiéndolo en un espacio menos apto para la vida. Esas palabras las escuchamos varias veces de nuestros hermanos los Koguis, dueños de la Sierra Nevada junto con otros pueblos originarios, que vinieron a visitarnos para invitarnos a acoger el mensaje de la Sierra como la madre que nos ha invitado a su seno para darnos sus respuestas a nuestras preguntas. Hemos venido pues, quizá inconscientemente atendiendo esa silenciosa invitación.




Nuestro Cursotaller Bongá II se acerca ya a su mitad y en verdad ha sido un verdadero tiempo de reconciliación para nosotros, de verdadero reencuentro con Dios y la naturaleza y con las relaciones humanas que nos son más significativas. Seguiremos ahondando en ese proceso mientras esta montaña sagrada continúa regalándonos sus respuestas y nosotros, en medio del canto exuberante de las aves, reconocemos la voz de Dios que nos habla al oído.

miércoles, 8 de junio de 2016

Día tercero: la pregunta por quiénes somos






Nunca uno puede decir que se conoce del todo, al menos si al dejar las pretenciones se quiere descubrir la verdad que nos hace únicos y que se va construyendo cada día en los acontecimientos que nos cambian y moldean nuestra identidad. Con esa intención llegamos al tercer día de nuestro Cursotaller Bongá II, queriendo descubrir eso que somos que nos hace distintos y sobre todo especiales, valorables, dignos de afecto y de reconocimiento.




No es fácil responder la pregunta de quiénes somos. Quizá para la respuesta vengan a la mente datos del currículo, gustos, aficiones, grupos a los que se pertenece. Pero la pregunta va más allá; requiere tomar conciencia que nuestro yo es un misterio, no sólo porque percibimos una pequeña parte como un iceberg, sino porque es sagrado, es precioso. El cometido de este tercer día fue sólo un intento, una introducción al terreno sagrado que es cada uno de nuestros jóvenes, a los muchos lenguajes que podemos recurrir para definirnos, para decir algo de nosotros que intente aunque sea dar un breve resplandor de ese misterio que nos constituye.

Esta pregunta de quiénes somos tiene, asimismo, profundas raíces espirituales. Dios es quien nos llama por nuestro nombre, quien es capaz de pronunciarlo y quien al hacerlo es capaz de llegar a todos los rincones de nuestra vida. No le gusta ser, por tanto, un Dios anónimo, es un Dios de personas, "el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob", seres humanos como nosotros, "el Dios de Jesús", hermano nuestro y Dios al mismo tiempo, el Dios de mi padre y el tuyo, el de mi abuela, el de mi hermana, el mismo. Es un Dios de seres vivos, de seres que desean y que sienten, que lloran y ríen y a veces se equivocan; un Dios que no aniquila nuestra identidad, que no nos trata como marionetas, sino como sus interlocutores, un Dios que nos invita a ser sus amigos, sabiendo que a El todo se lo debemos, sin echarnos nada en cara.





Dios es, por consiguiente, el más interesado en que nos tomemos en serio la pregunta de quiénes somos, esa es su obra de arte que nos invita a apreciar cada día, a escrutar como quien se lee una novela ávidamente de principio a fin. Y Él, que nos ha traído a este Cursotaller Bongá II, nos regala el don de respondérnosla con amor y con paciencia, con comprensión y sano sentido del humor. Así podemos ofrecerle lo que somos, presentarle aquello que nos estorba y darle lo que nos corresponda, como hizo San Ignacio en Monserrat al velar sus armas de caballero y empezar su vida de seguimiento a Cristo, como hacemos ahora nosotros para caminar con Él para siempre.

martes, 7 de junio de 2016

Segundo Día: los caminos del corazón






El segundo día de nuestro Cursotaller Bongá tuvo una variedad inmensa de sentimientos. Así como el aire tibio de la mañana nos despertó para comenzar el día, así en las horas de la tarde las impredecibles lluvias tropicales bañaron nuestra Sierra Nevada, para traer con ellas los cantos de los insectos y de pájaros coloridos. Así también fue nuestra dinámica durante el día, emprendiendo un viaje honesto y sincero por la propia vida para encontrar en ella a Dios que, como diría Cervantes, "suele hacer llover sus misericordias en los tiempos en que están más secas las esperanzas.

La adaptación ha venido poco a poco. Como veíamos ayer, primero llega el cuerpo, luego el alma y el corazón a la experiencia; y estos son los invitados especiales; porque sólo lo que es invisible a los ojos se ve con el corazón, en palabras de Antoine de Saint Exupéry, y sólo desde el alma se ve con diafanidad los caminos de la vida. Por eso este segundo día ha sido la jornada de los caminos del corazón, de darnos cuenta que Dios ya hizo casa en nuestra propia vida, desde antes que nosotros lo percibiéramos; ya hizo su tienda en medio nuestro aquel que quiere ser nuestra esperanza.


Las comunidades van creciendo también en fraternidad y los lazos afectivos poco a poco se consolidan: los procesos del corazón demandan tiempo. Quizá eso se nos olvida en medio de nuestras agendas atareadas, en medio de los instantáneos twits y mensajes de Whatsapp, en esta sociedad donde el presente se esfuma tan rápido que parece impercetible. El corazón demanda tiempo y por eso en estos días vamos descifrando sus caminos, como quien llega a la tierra sagrada y se descalza, por respeto. Quizás lleguemos y nos topemos con sorpresas, quizás veamos y nos demos cuenta que ya Dios se ha descalzado y nos espera muy adentro.


Tuvimos la ocasión de recibir la visita del P. Rector, Gabriel Jaime Pérez, S.J., junto con el P. Juan Gabriel Romero, S.J.

lunes, 6 de junio de 2016

Primer Día




Cursantes de Bongá II a su arribo a la Casa El Tabor, sede de la experiencia
 

Al fin tantos días de preparar el corazón llegan a su culmen. Con las ansias represadas por llegar al "corazón del mundo" como llaman los Koguis" a la Sierra Nevada de Santa Marta, llegaron ayer muy puntuales los buses de la empresa Berlinas, trayendo a bordo con ellos la vida entera de los papás de los niños y niñas, asesores y demás participantes de nuestro esperado Cursotaller Bongá II.

A su llegada a la Casa El Tabor, sede del encuentro, los esperaban felices los asesores logísticos junto con José Rafael Garrido, S.J. y uno que otro bicho que no quería perderse la llegada de los jóvenes para darles la bienvenida en nombre de la biodiversidad abundante del lugar.


Poco a poco se fue llegando, primero el cuerpo, luego el alma y el corazón. Esto es porque para una experiencia como estas la persona entera se va haciendo presente y no hay dimensión de la vida humana que no tenga lugar, que no sea invitada; no hay recoveco de la historia de los seres humanos que no sea convidada, que no se le haga un sitio a la mesa en una experiencia que quiere ser un auténtico despertar, un "bongá", como reza nuestro título, una invitación a enrolarse a la aventura de la lucidez con amor, sin anestesia.


En medio de las actividades todas inesperadas, cada cursante hace el esfuerzo de llegar; de dejar de lado las prevenciones naturales y los miedos que nos acechan, para decidir subir la montaña de su propia vida. Para esto se cuenta con un lugar hermoso en una montaña sagrada y con la constante sinfonía de la multitud de aves que engalanan este paraje y el cielo estrellado que desde años luz nos observa muy a lo lejos. Y por supuesto, el compartir entre los cursantes, la fraternidad poco a poco constituida con unos lazos que difícilmente habrán de soltarse y menos olvidarse.

Así termina el primer día y comienza el segundo en nuestro esperado Cursotaller Bongá II, "y vio Dios que era bueno".







domingo, 5 de junio de 2016

¡Inicia oficialmente el Cursotaller Bongá II!





Con la Eucaristía de Envío, celebrada en la Capilla Nuestra Señora del Camino del Colegio San José, por el P. Gabriel Jaime Pérez, Rector del Colegio, inicia oficialmente nuestro Cursotaller Bongá II.

Los ahora oficialmente cursantes, recibieron la bendición para la experiencia y encomendaron a Dios estos días en los que van a vivir una de las experiencias más apasionantes de sus vidas. Junto con ellos sus familias, que vinieron a acompañarlos y a darles su despedida, y un grupo nutrido de amigos y compañeros de los colegios a los que pertenecen.

Fue una ocasión de poner en manos de Dios esta experiencia que desde tanto tiempo se ha venido deseando y para la cual hemos venido de muchas maneras preparando el corazón.

Cursantes y asesores rezan la oración final que los prepara para iniciar su experiencia
Luego de la Eucaristía y de un fuerte abrazo a sus padres y amigos aprovecharon para compartir un rato, tomarse fotos y organizar su equipaje.







Afuera del edificio ya los estaban esperando cinco hermosas vanes Mercedes Benz de la empresa Berlinas Tours, que estaban dispuestas con todo para llevarlos a su destino.


Unimos nuestros corazones para apoyar a nuestros jóvenes para esta gran experiencia. Que sea Dios quien los lleve y quien habrá de regresarlos sanos y salvos para compartan "las buenas nuevas" que con su Espíritu habrá sabido imprimir en sus corazones en este gran despertar a su amor, que queremos sea este Cursotaller Bongá II.

¡Buen viaje!







sábado, 4 de junio de 2016

¡Bienvenidos, PANAMÁ!





La delegación panameña hace su arribo hoy al Colegio San José

¡Bienvenidos, Panamá! es la frase que al unísono sale de nuestros corazones con la emoción de ver a nuestros compañeros del Colegio Javier ya en suelo currambero. Ha sido un largo viaje, no sólo por la distancia geográfica, sino también por todo el recorrido que hemos caminado juntos preparando el corazón y dejándonos conducir por Dios en esta experiencia en la que Él es el que tiene la batuta.

Qué alegría tener a los panameños con nosotros, sentirnos cerca, hermanos. Compartimos nuestra historia, la calidez de nuestros pueblos y especialmente la espiritualidad de San Ignacio de Loyola que, tanto allá como acá, inspira nuestras obras educativas.

No tenemos duda que cada uno de los panameños, como lo hicieron en su momento en Bongá I, sabrá dejar en alto a su hermoso país y esperamos nosotros ser los buenos anfitriones que ellos se merecen.


Sólo falta un día...





Participantes del Colegio San Bartolomé La Merced, a su arribo al Colegio San José de Barranquilla


¡Sólo falta un día, pequeño para el hombre pero grande para el Cursotaller Bongá II!

Luego de las últimas reuniones de precurso y de preparar los últimos detalles, las delegaciones de cada uno de los Colegios participantes se dirigen a Barranquilla para vivir esta gran experiencia.

Participantes del Colegio Javier de Panamá, ya en el aeropuerto a punto de tomar su viaje a tierras colombianas


También los logísticos, con José Rafael Garrido, viajan a Minca para esperar allí a los participantes que habrán de llegar mañana. Llevan en dos camiones la logística de toda la experiencia que ha sido ciudadosamente preparada por un grupo amplio de asesores juveniles que han dado su tiempo, su cariño y su emoción.

Se respira un gran ambiente de alegría. Bongá II es finalmente una realidad.


Esta foto dice mucho: Leonardo y Nicolás, logísticos, dan por terminadas sus labores creativas que han realizado durante días enteros y varias trasnochadas con el apoyo de otros asesores como Isabella Montecristo, que junto con otros ha sido un apoyo imprescindible para la experiencia.





miércoles, 1 de junio de 2016

Arhuacos siguen preparándose


La comunidad de los Arhuacos del Colegio San José, sigue adelantando preparativos de su pre-curso. Hoy se reunieron en una de sus casas para seguir afinando detalles. Buen empeño para nuestra experiencia que comenzará en algunos días.